12/09/2017

Mi parto y la preparación de los días previos

No sabía como empezar a contaros como afronté la preparación al parto durante las últimas semanas de gestación sin mencionar antes el miedo que me daba dar a luz. Mi primera experiencia fue bastante traumática, tras 22 horas de parto inducido que acabó en instrumental con ventosa y una decena de puntos que me tuvieron casi 3 semanas en guardia con muchísimas molestias. Esta vez mi única obsesión era evitar a toda costa que ocurriera lo mismo. Casi a término del embarazo, en la semana 37, me dieron la baja en el trabajo, por lo que desde ese momento aproveché para centrarme un poco más en ese temido momento del parto e intentar prepararme a contrarreloj, por supuesto después de haber estado los últimos 5 meses haciendo pilates y tratando de mantenerme ágil. Todas las ecos fueron bien desde el principio, no tuve alto el azúcar y las pruebas mensuales mostraban un embarazo sano y sin incidencias, pero me preocupaba mucho el peso del bebé pues, al igual que su hermana, este niño venía grandecito. Ya os había comentado en este post cómo había prevenido las estrías y las manchas durante el embarazo, pero realmente fue en las últimas semanas cuando tomé conciencia de que el gran momento llegaba y tenía que ponerme a ello! 
Al haberse retrasado mi primera hija, puse todos mis empeños en llevar a cabo esos remedios naturales que te aconsejan para adelantar el parto... Desde lo más básico que resulta caminar un hora seguida al día, hasta hartarme de picante en cualquier mexicano que encontraba a mano :-). Una vez estando de baja, subimos a Santander para dar a luz allí, de manera que me resultaba mucho mas fácil caminar un poco a diario y ser más consciente de los cambios que experimentaba la barriga y la pelvis cada día... Cuando bajas un poco el ritmo, eres más consciente de lo que realmente pasa en tu cuerpo, así que descansar unas semanas antes del parto junto a mi familia me permitió dedicar un tiempo concreto cada mañana para ver qué síntomas experimentaba mi cuerpo, que ya estaba bastante tocado en los últimos días que acudí a la oficina. Los dolores de pelvis empezaron a ser realmente horribles a partir de la semana 37, y me daban en cualquier lugar, tanto en casa como paseando por la calle o haciendo alguna de las pruebas, visitas al ginecólogo o gestiones que hay que dejar listas antes de dar a luz. Por otro lado, dormía bastante mal, me levantaba al baño un par de veces durante la noche, y cambiarme de lado suponía mover un tanque que me destrozaba la espalda poco a poco. Las clases de pilates me habían venido bien para mantenerme ágil, pero los cursos de preparación al parto, que no pude comenzar hasta llegar a Santander, me resultaron igual de poco útiles y "flojos" que los que hice la primera vez. 
Fue en este momento en el que empecé a buscar algún sitio donde acudir a unas clases un poco más enfocadas a las embarazadas, donde pudieran darme ejercicios dirigidos a mi estado, trataran mis dolores específicos de una forma más personalizada y pudiera hacer alguna sesión de fisio en suelo pélvico, que era una de las cosas que siempre quise hacer en las últimas semanas. La pelvis era una de las zonas que más estaba sufriendo en este segundo embarazo y quería dedicarle tiempo, tanto para cuidarla y evitar dolores, como para prepararla para el parto, evitar o mitigar daños de la episotomía y prevenir los problemas posteriores de incontinencia, mejorar el tono muscular y hacer más llevadera la recuperación postparto. Gracias a Elena de Health & Sport recuperé bastante la confianza y se quitaron un poco mis miedos.... Estuve desde la semana 38 acudiendo por la mañana a alguna clase para mover un poco el esqueleto, fortalecer y preparar lo que realmente necesitas tener bien durante el momento del parto y tomé varias sesiones de fisio que ayudaron a mi espalda, mi suelo pélvico y el periné a estar listos para el parto. Lo cierto es que mejoraron mucho la calidad del sueño y consiguieron que me pusiera un poco en serio con los ejercicios de dilatación, la fitball o pelota de pilates, los ejercicios de Kegel e incluso pude caminar algo mejor, lo que me permitió preparar la habitación del bebé, mi maleta del hospital, acudir a las últimas pruebas y todas las tareas del final con más seguridad y menos miedos al momento de dar a luz. 
Respecto a la alimentación, no me he cuidado demasiado ni durante ni al final del embarazo... Gané unos 18 kilos en total, exactamente igual que en el primero, y nunca me preocupó en exceso la ganancia de peso, supongo que porque la vez anterior no me costó demasiado perderlo... aunque nunca se sabe como serán los segundos! Como esto no es un post de recomendaciones sino de vivencias, no me siento en la posición de dar consejos a nadie, de manera que seré sincera. Comía panettone de chocolate como si no hubiera mañana y también me dio por la piña natural, por eso de que dicen que ayuda a ablandar el útero. Me hacía una infusión al día de frambuesa, famosa por hacer que las contracciones sean más eficaces y por ser activadora natural del parto. Tomaba algo de hierro de vez en cuando y, eso sí, mucha-mucha fibra. Mi obsesión por llegar al hospital bien limpita y descongestionada por dentro para darle mayor espacio al bebé, sumado a los problemas para ir al baño que en ocasiones se tiene tras un parto con muchos puntos, me llevó a comer fruta y fibra de una forma más consciente. 
Comencé con monitores en la semana 38, en el Hospital Marqués de Valdecilla, donde había dado a luz la primera vez y donde también iba a acudir en esta ocasión. He de decir que tanto el Jefe de Ginecología, el Dr. Juanma Odriozola, como su equipo de matronas, fueron en todo momento amables, cálidos y súper profesionales, así que la larga espera de llegar a la semana 41 se hizo algo menos dura cada vez que tenía consulta. Un día me desmoroné allí mismo, en plena visita al ginecólogo, rodeada de matronas, cansada de esperar a que llegara el día de nacimiento del bebé, ganando peso los dos, con todos los dolores que arrastraba al caminar y la impaciencia de una madre embarazada por segunda vez que además estaba muerta de miedo... Consiguieron que me sintiera agradecida por tener un bebé sano, por ser una mujer joven sin problemas de gestación, por dar un bienestar fetal idóneo para mi hijo, que no parecía querer salir por ser perfecto para él... En esos momentos tan delicados y con las hormonas a tope, la frase perfecta puede cambiarte el día... Además, gracias a que la segunda semana en Santander llegó mi hija de Madrid para estar conmigo, cualquier momento triste o de desesperación podía convertirse en algo divertido. Sin ella, la espera habría sido bastante más difícil... Creo, si se puede, que ahora la quiero un poquito más. Toda esta energía y vitalidad, se multiplicaron cuando llegó Another Man justo una semana antes de dar a luz...lo que hizo que el círculo se cerrara y ya estuviéramos los tres juntos para recibir al nuevo miembro de la familia.
Después de la semana 40, los médicos decidieron programar una inducción al parto para la semana 41. Lo cierto es que tener una fecha marcada hizo que me relajara un poco más y tuviera un punto concreto al que mirar. Una persona como yo, a la que le gusta tener las cosas más o menos controladas, le tranquilizaba saber que ese día era la meta de una carrera que llegaba a su fin, y que no habría sorpresas en el camino. Pero claro.... una no contaba con ciertos imprevistos! Dos días antes de la inducción programada, me levanté con algunas molestias algo diferentes a las de días anteriores. Después de hablar con un par de amigas, me convencieron para ir de urgencias al hospital, donde me informaron de que tenía parte del cuello del útero borrado y 2cm de dilatación, pero ninguna contracción, de forma que la dinámica era bastante lenta y no tenía ninguna pinta de ponerme de parto. Me mandaron a casa, pero antes la ginecóloga me hizo la "Maniobra de Hamilton" y me dijo que era probable que de aquí a dos días me pusiera de parto de forma natural, así que quizás no tendrían que provocármelo de nuevo... Lo que yo no esperaba es que, tan sólo una hora después de abandonar la consulta, a las 3.30 de la tarde, tenía contracciones dolorosas cada 4-6 minutos y me estaba retorciendo en el sofá de casa. Nunca imaginé que esa maniobra fuera taaaaaan efectiva, al menos basándome en la reacción de mi cuerpo, que fue súper rápida y ya estaba activamente mirando al parto. 
Al llegar al hospital volando, me ingresaron de urgencia... yo veía literalmente las estrellas y cuando me quise dar cuenta, tenía el camisón del hospital puesto y preguntaba como una loca por el anestesista.... Rogaba a Paco que se diera prisa, que me pusiera ya la epidural y recuerdo que apretaba las manos de la matrona con tanta fuerza que la pedía perdón cada 2 minutos a la vez que tenía a otra de ellas abanicándome y una tercera intentando cogerme el pelo en una coleta... No doy más detalles, pero eso parecía una película de terror con toques de Almodóvar.... Sobre todo cuando Paco (jamás olvidaré su nombre, fue la despedida más amarga de toda mi vida) se fue de la sala sin poder ponerme la epidural, pues ya tenía una dinámica de contracciones tan seguidas que venían cada 30 segundos... era imposible ponérmela por no poder permanecer quieta y era tarde para que hiciera efecto... Me había puesto de parto y estaba a punto de llegar el bebé sin EPIDURAL....!!!! Aún no me lo creo... ahora pienso que las mujeres somos aún más fuertes de lo que siempre pensé, y creo que me conozco un poco mejor. A veces el cuerpo te lleva a límites que ni sospechas que puedes alcanzar... y por mucho que creas tener algo controlado o programado, en esta vida siempre hay situaciones inesperadas que te cambian la perspectiva de todo. 
Lo siguiente que recuerdo es tener a mi hijo entre mis brazos... todo estaba bien, él perfectamente sano (a pesar de que luego nos diagnosticó el pediatra que le habían roto la clavícula durante el parto, algo que no debe ser muy grave y suelda solo en pocas semanas...), estaba súper despierto y era igualito que su padre, que me miraba emocionado y me llamaba campeona. En ese momento, y cuando entraron varios médicos a felicitarnos, me di cuenta de que, para un equipo de ginecología, asistir un parto sin epidural debe ser una gozada, pues gran parte del trabajo lo hace la madre y todo resulta mucho más corto y menos traumático para el bebé (no para la mami, aún en estado de shock!). Después de toda la adrenalina que descargué y la hora y media que mi cuerpo estuvo temblando del subidón, pude disfrutar de mi bebé y escuchar todo lo que me rodeaba. Por lo visto, la frase que más me repetían es que la recuperación iba a ser mejor... y debo reconocer que una de las ventajas de parir sin epidural es efectivamente esa, la buena y rápida recuperación postparto, el mayor de mis miedos. 
Sobre la recuperación post parto, poco os puedo decir porque apenas te dejan hacer nada hasta pasada la cuarentena, y lo cierto es que yo tampoco soy de las que ansían hacer deporte como parte de su día a día. Lo que sí puedo contaros es cómo estoy llevando la recuperación y los cuidados tras dar a luz. Gracias a que el parto fue tan ràpido (a las 4.30pm ingresé y el bebé nació a las 6.15pm), las secuelas fueron sustancialmente menores. Finalmente, y tras "negociar" con la ginecóloga, me hicieron una episotomía de 3 puntos, pues el peque pesaba 3,750 kg y había que sacarle de alguna manera. A los 5 días tras el parto, dos de los ellos ya se habían caído y ahora, que han pasado 10, ya no queda ninguno y parece que ha cicatrizado todo favorablemente. Camino perfectamente desde el principio y me siento bien, con fuerzas y con la energía que tanto deseaba! He llevado las curas con horarios bastante pautados, cuatro veces al día, usando Epixel y compresas de algodón. He seguido tomando fibra como una descosida, no uso faja de ningún tipo para hacer que mi diástasis no se acentúe demasiado y trabaje mi propio cuerpo, sigo usando las cremas que os mencionaba en el post del primer párrafo y meto tripa siempre que me acuerdo... Mi cuerpo no es el mismo de antes, eso lo sé y también sé que son las "heridas de guerra" de la maternidad.... Preciosas consecuencias de ser madre y que han cambiado mi cuerpo para siempre, aunque con hipopresivos y algunos buenos hábitos intentaré suavizar... En cuanto me ponga con ello, os iré contando. De momento, disfrutaré de mi hijo, el nuevo rey de la casa que nos tiene locos a todos!

13 comentarios

Unknown dijo...

Q emocionante tu post!!Enhorabuena eres una mujer muy fuerte e inspiradora!gracias por compartir cosas tan intimas y bonitas con tus seguidoras😘

Maria J - Paqui dijo...

Muchas gracias por éste post y por contar tu experiencia, siempre viene bien conocer diferentes versiones y situaciones. Como dices lo mejor de todo es que tenéis al peque en casa, sano y todo perfecto, seguramente lo de la clavícula consolide súper pronto. Me alegro mucho de que todo haya ido mejor que la primera vez.
Besos.

Gemeladas

ángeles dijo...

Que bien lo cuentas todo, se entiende perfectamente que lo pasaras mal, pero ahora ya pasó todo.Se ve un niño precioso¡¡¡

anotherwomanbyrose dijo...

Muchas gracias chicas!!! A mí tb me ha gustado compartirlo ;-)
Besos

Anónimo dijo...

Que bien explicado! Me alegro de que todo fuera tan bien y espero que el peque esté recuoerado de la clavícula. Disfrutad mucho! Elvcar

Anónimo dijo...

Madre mía! Hace 16 meses que fui mama por primera vez de un nene que peso 4 kilos al nacer y me estás describiendo con tu crónica mi parto. Se me han puesto los pelos de punta al leerte porque es que me pasó lo mismo. Las 41 semanas de gestación, la maniobra de hamilton, los dolores pélvicos. Vaya tela! Solo hay una diferencia y es que yo después de la maniobra cuando llegue al hospital estaba ya de parto. A mí sí que me pudieron poner la epidural pero me tuvieron que pinchar 2 veces. La primera vez que me la pusieron se les fue 2 cm y no notaba nada, Al principio solo se me durmió un lado del cuerpo y luego nada. Unos dolores terribles que me mataban. Tras agonizar 6 horas con contracciones súper dolorosas, al final me volvieron a pinchar la epidural y vi la luz. A partir de ahí todo fue perfecto.
No quiero ni pensar lo que sufrirías sin epidural para parir a tu bebé, Aun tengo mi parto un poco reciente y para mí, lo más traumático fue que la epidural no actuará. Solo decirte que Enhorabuena! Eres una campeona y debes de estar muy orgullosa. Ahora a disfrutar del peque. Pese a todo, ser madre es lo más bonito del mundo. Un besazo guapa!

Anónimo dijo...

Gracias de corazón por haber compartido un post tan bonito, especial y personal. Me ha encantado leerlo y que sepas que te iba imaginando en todo momento y en todas las situaciones que has ido contando!! Me alegro muchísimo que al final todo haya salido bien y ahora solo queda disfrutar de tu maravillosa familia y nosotros desde la distancia te mandamos todo nuestro cariño y decirte también que eres una tía genial. Gracias por ser como eres. Besitos. Susana

anotherwomanbyrose dijo...

Mil gracias y un besote ! Feliz Navidad guapa!!

anotherwomanbyrose dijo...

Muchas gracias otra vez y gracias por estar siempre ahí :-) besos

anotherwomanbyrose dijo...

Angeles!!! Felices fiestas y gracias por estar siempre por aquí, inmenso beso te mandamos!!!

anotherwomanbyrose dijo...

Gracias a ti!!! Besotes

anotherwomanbyrose dijo...

Gracias por ti cariñoso comentario!! Te mando un beso fuerte y te deseo lo mejor está Navidad!!!

anotherwomanbyrose dijo...

Gracias Susana!! Que comentario más bonito...! Un besazo y felices fiestas ;-) muak